Una investigación conjunta de la alianza periodística Centinela COVID-19 revela que hasta ahora nueve países de la región han invertido más de 320 millones de dólares en los aparatos que pueden salvar vidas. Los que compraron con pocos contratos, más masivos y a las industrias nacionales, obtuvieron mejores precios.
Por Alianza Centinela COVID-19*
Nueve países latinoamericanos compraron más de 23.000 respiradores artificiales desde comienzos de marzo para dotar las unidades de cuidado intensivo de sus hospitales y atender debidamente a los centenares de enfermos graves por COVID-19 que los requieran -o se espera los puedan requerir- a medida que el contagio llegue a sus picos más altos.
Desde que los primeros casos se detectaron en América Latina entre fines de febrero y marzo, los países comenzaron una frenética carrera por obtener estos equipos, que actúan como bomba de presión para inhalar oxígeno y que según su categoría pueden llegar a suplantar las funciones de un pulmón.
La alianza periodística transfronteriza Centinela COVID-19, que está siguiendo cómo los gobiernos responden a la pandemia, examinó 129 contratos de compras públicas de respiradores de uso médico y de transporte en nueve países. Forzados por el afán de prepararse lo antes posible ante una potencial demanda masiva de UCIs debidamente equipadas, todos los gobiernos hicieron sus compras bajo la modalidad de contratación directa, que según la organización Open Contracting Partnership (OCP) eleva el riesgo de irregularidades.
La pandemia además agarró a la mayoría de los países con una infraestructura hospitalaria para cuidados intensivos insuficiente o en mal estado, según determinó la investigación.
Entre los hallazgos principales, Centinela encontró que unos países fueron más precavidos y salieron más temprano a comprar, antes de que los precios de los aparatos se dispararan debido a la súbita demanda mundial simultánea. Tal fue el caso de Costa Rica y de Uruguay. También encontró que dos países, Argentina y Brasil, realizaron el grueso de sus compras a industrias nacionales, permitiéndoles mayores volúmenes a menores precios.
Asimismo hubo países, como Colombia y Perú, que hicieron múltiples pedidos a diversos precios en distintos momentos y otros, como México, que hicieron una inversión proporcionalmente mayor pero obtuvieron al final una cantidad menor de ventiladores.
Guatemala, el país más pobre de los comparados en esta investigación, hizo algunas compras de respiradores muy costosos, incluyendo tres respiradores para niños y bebés recién nacidos a más de 100.000 dólares cada uno, a pesar de que estos dos grupos no están entre la población que más frecuentemente está necesitando de estas máquinas para sobrevivir el virus en otras partes del mundo.
A continuación presentamos un análisis gráfico que detalla los hallazgos de esta investigación. Sin embargo, es necesario hacer dos advertencias. La primera es que, aunque en algunos países los gobiernos regionales y locales también han hecho compras de estos equipos, estos hallazgos sólo reflejan los contratos realizados por entidades o agencias del orden nacional. La segunda es que los precios de los respiradores pueden variar ostensiblemente, según la capacidad, sofisticación del equipo, los accesorios que incluya y, por último, según el volumen de unidades que se compren.
Hemos diferenciado aquí respiradores de transporte (pensados para dar un apoyo temporal durante traslados), respiradores pediátricos/neonatales y respiradores que pueden ser usados por adultos. No obstante, entre estos últimos pueden existir diversas gamas y estándares de calidad.
En todo caso, como revelan los gráficos, los precios más frecuentes para esos aparatos que pueden ser usados por adultos en UCIs oscilaron entre los 28.000 y los 34.000 dólares por unidad en estos nueve países. Muchas de las compras que exceden ampliamente estos rangos deben despertar preguntas de la ciudadanía.
Los datos provienen de la información recogida por nueve de los medios aliados de Centinela COVID-19 en portales abiertos de datos sobre compras públicas de los países hasta finales de mayo, solicitudes específicas de información y entrevistas con personas del sector salud. Los gráficos fueron elaborados por el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP).
Como se observa en los gráficos de arriba, Brasil, el más poblado de los analizados, donde además ciudades como Sao Paulo tienen altas tasas de casos confirmados y de mortalidad, es el país que más respiradores compró y que hizo la mayor inversión. En seguida viene México que, como se ve, sacó menos provecho a su inversión.
En el caso de la Argentina, el número de respiradores que aparecen son los que figuran en documentos públicos disponibles, pero tanto el gobierno nacional como las empresas señalan que las compras duplicaron ese número.
En total, estos países han invertido más de 320 millones de dólares en hacerse a estos equipos, uno de los insumos hospitalarios más batallados desde que la nueva cepa de coronavirus comenzó a atacar las células pulmonares de ciudadanos en todo el mundo. En esta investigación solo detallamos las compras: algunos países como Guatemala -como contó No Ficción en este reportaje- acudieron también a los arrendamientos.
En esta línea de tiempo se pueden ver todas las compras hechas por los nueve países entre febrero y mayo. Cada compra es un punto del gráfico y, al pasar el cursor, se muestran los datos básicos de cada contrato.
Si un punto está más arriba en la gráfica, significa que el precio unitario en dólares de ese contrato fue más alto (cuando los contratos no especifican el costo en dólares hicimos la cotización al cambio del día). Como se puede ver, dos compras en Guatemala fueron de los equipos que superaron los 100.000 dólares por unidad.
Como dijimos, las comparaciones deben hacerse con cautela, pues la gama de respiradores es amplia y sus precios varían según los volúmenes, los accesorios que traen y la velocidad de entrega. Aún así, el gráfico revela quiénes fueron los más precavidos, quiénes hicieron sus compras en distintos momentos y a diferentes precios (Colombia, Perú, Guatemala) y quiénes tienden a tener compras por encima de los rangos de precios de los demás (México).
Para intentar entender cómo se comportaron los precios en el tiempo semanalmente, graficamos las compras de respiradores mecánicos para adultos por país, que representan más de tres cuartas partes de las inversiones. (Son los adultos mayores quienes más han requerido atención médica intensiva a causa de la COVID-19).
La gráfica permite ver que, aunque algunos países como Costa Rica, Brasil y Guatemala hicieron sus compras de ventiladores para adultos en diversos tiempos, estas se mantuvieron dentro de rangos de precio similares. En cambio, las Colombia y Perú tuvieron mayores fluctuaciones y los cambios en los precios en México son aún más notables.
Los precios más bajos de Brasil se explican no sólo por el volumen de sus compras, sino porque fue el único país en concentrar la totalidad de sus compras con cinco empresas nacionales. En febrero, el presidente Jair Bolsonaro expidió una ley por la cual solicitó a los fabricantes nacionales que le vendieran al gobierno federal toda su producción, para que luego, este los distribuyera entre los 26 estados y el Distrito Federal, según los criterios de su Ministerio de Salud. Esa medida, sin embargo, le llevó a conflictos políticos y legales con varios estados, que también habían hecho pedidos a esas empresas.
En esta gráfica agrupamos todos los respiradores mecánicos para adultos en rangos de precios de 5.000 dólares, para ver cómo están distribuidos. Excluimos de esta gráfica las compras de Brasil, que por su volumen (más de 16.000 equipos) y su precio homogéneo (11.400 dólares por unidad), distorsionan la visualización e impiden leer los datos de los demás países.
Similar a Brasil, Argentina también realizó casi todas sus compras a dos empresas nacionales, lo que se refleja en sus precios por unidad más bajos. En marzo el presidente Alberto Fernández intervino las empresas nacionales, que quedaron obligadas a venderle toda su producción, y centralizó la compra y la comercialización de los equipos.
México combinó compras a dos empresas locales y a una decena de extranjeras, debido en parte a que alberga varias fábricas de respiradores, pero se ve obligado a exportar la mayoría de esos equipos en virtud de temas legales, como contaron Quinto Elemento Lab y otros aliados en este reportaje de la alianza.
Por último, Uruguay también hizo dos compras locales, a dos consorcios que ganaron fondos de un programa estatal de innovación tecnológica para desarrollar 50 respiradores de último recurso.
El factor tiempo incidió directamente en las compras. Lo ilustran dos compras muy similares en equipos, pero muy diferentes, en Paraguay separadas por un mes. Como contó El Surtidor en este reportaje, el gobierno paraguayo compró 31 respiradores Avea del fabricante estadounidense Carefusion Vyaire a mediados de abril, a 41.000 dólares cada equipo.
Un mes antes, al tiempo que el coronavirus era detectado en suelo paraguayo por primera vez, esa misma empresa distribuidora había vendido 30 respiradores Bellavista, otro modelo de Carefusion Vyaire, tras un llamado del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) con dinero de la empresa estatal que maneja la hidroeléctrica de Itaipú del lado paraguayo. El costo había sido 25.500 dólares por unidad, aunque un ejecutivo de ese distribuidor, Ricardo Hellmers, confirmó que ambos equipos son muy similares y que incluso “los Bellavista son tecnológicamente superiores”.
Atribuyó el aumento en el costo a la competencia feroz en el mercado y la desventaja de países más pequeños como Paraguay, que requieren menores cantidades.
En todo caso, como contó No Ficción, no ha sido la única modalidad de acceder a ventiladores. Guatemala, pese a contar con la mayor ampliación presupuestaria de la historia de 220 millones de dólares, compró 216 equipos. Aún así, los dos hospitales más grandes del país que han asumido la mayor carga de pacientes críticos, no han adquirido ni uno solo. Hasta la fecha esos dos centros han utilizado el método del arrendamiento.
Tres fabricantes de respiradores brasileros (Magnamed, Intermed y KTK) encabezan el listado de ventas por número de equipos, dados sus contratos con el gobierno federal de ese país. Les siguen la empresa china Beijing Aeonmed, la argentino-brasilera Leistung, la estadounidense Carefusion Vyaire y la suiza Hamilton Medical.
En el monto total de los contratos, tres de esos fabricantes (Magnamed, Intermed y Beijing Aeonmed) realizaron ventas por más de 40 millones de dólares.
En esta gráfica se pueden ver los montos totales de los contratos según el país comprador y el país de origen de la marca que fabrica los respiradores (aunque los contratos fueron la mayoría de las veces firmados con empresas distribuidoras y no con filiales de los fabricantes, y en ellos entran costos como el de transporte).
Sin contar a Brasil, el primer lugar lo ocupan las marcas chinas, con 66 millones dólares en ventas de respiradores a América Latina, principalmente a México, Colombia y Perú. Eso incluye solamente a los fabricantes cuya casa matriz está en China, sin contar a las otras marcas tienen fábricas en el país asiático.
Le siguen las marcas originarias de Estados Unidos, con más de 42 millones de dólares en ventas, repartidas en casi todos los países de la región. Eso sugiere que, a pesar de que el gobierno de Donald Trump invocó la Ley de Producción de Defensa (DPA) para garantizar que las industrias nacionales provean al país productos y servicios esenciales para la defensa nacional, las compras de ventiladores no se vieron afectadas, quizás en parte debido a que muchas empresas dueñas de marcas estadounidenses tienen –como contamos– cadenas de producción globalizadas y fabrican o ensamblan estos equipos en países como México y China.
En tercer lugar aparecen las marcas suizas con 32 millones de dólares en ventas, casi todas concentradas en México.
Como se puede apreciar el monto total invertido por los nueve países fue de 320,139,240 dólares estadounidenses.
Esta gráfica permite hacer comparaciones entre los distintos precios pagados por los diferentes países en ventiladores de las mismas marcas.
El valor que aparece en cada cuadro es el número más bajo de cada rango de precios de 5.000 dólares. Eso significa que, por ejemplo, Colombia pagó entre 15.000 y 20.000 l dólares por cada uno de los 800 ventiladores VG70 de Aeonmed, mientras México pagó entre 35.000 y 40.000 dólares por cada uno de los 730 equipos de la misma marca que compró, mediante un contrato que no revela el modelo adquirido.
En algunos modelos se ven precios similares: por ejemplo, Costa Rica pagó 28.640 dólares por 20 respiradores Carescape R860 y Colombia pagó 28.000 dólares por 100 del mismo modelo, lo que los ubica en el mismo rango.
En otros hay diferencias más notables. Cuatro compras de ventiladores Servo Air del fabricante sueco alemán Maquet registran precios distintos, sin analizar las configuraciones distintas que puedan tener: en marzo Costa Rica compró 30 ventiladores a 32.500 dólares y Perú 35 a 50.000, mientras en mayo Colombia adquirió 29 a 18.700 dólares y México 10 a 50.306.
Este gráfico compila todas las compras de respiradores de los nueve países, organizados por empresa distribuidora con la que se firmó el contrato.
Las marcas brasileñas llevan la delantera por el volumen de aparatos que compró ese país en contratos por lo general únicos. Entre las distribuidoras no fabricantes sobresale la mexicana Soluciones Integrales en Gestión y Riesgos de Desastres S.A., con un contrato de 1.330 equipos que sumó 49 millones de dólares. Algunas distribuidoras aparecen como proveedoras de varios contratos: la mexicana Integradora de Soluciones Industriales y Médicas se quedó con 12 y la guatemalteca Disgua Distribuidora Guatemalteca con ocho.
Al pasar el cursor por cada cuadrado aparece el nombre y detalles de los distribuidores más pequeños. Queda por responder la pregunta de si estos son los distribuidores más experimentados en el campo médico en sus países o si figuran algunos que entraron en el negocio aprovechando las circunstancias excepcionales creadas por la urgencia, la contratación directa y la estructuración de fondos de emergencia.
Excluimos aquellos contratos que fueron anulados o cancelados por problemas de disponibilidad de equipos, mala calidad o cuestionamientos por los vínculos políticos o la falta de idoneidad de los proveedores. En total encontramos ocho de este tipo en cuatro países.
Esta gráfica muestra la distribución de los precios de los respiradores mecánicos para adultos en cada país y en la región en general.
Las barras verticales en cada gráfica muestran el precio mínimo y el precio máximo por unidad que pagó cada país por un equipo, siendo cada uno de los bloques en el medio un cuartil (el 25 % de los contratos) y la línea vertical en todo el medio el valor central de todos los contratos. Cada círculo representa un contrato. Los más grandes en cantidad saltan a la vista por el mayor tamaño de círculo.
Esta gráfica permite ver que, por ejemplo, una cuarta parte de las compras de América Latina -siempre de respiradores mecánicos útiles para adultos- se concentran entre los 28.000 y 34.000 dólares, que vendría a ser el precio más habitual.
Se puede ver también que el 65 % de los contratos de ventiladores que compró México están por encima del valor promedio de toda la región, pero más del 91 % de los ventiladores se compraron a un precio mayor al valor promedio de toda la región, mientras que los de Guatemala o Costa Rica están todos concentrados dentro de rangos de precios muy similares.
Esa misma distribución de precios se puede observar en los distintos tipos de ventilador. Curiosamente uno de los rangos más amplios está en los ventiladores pediátricos y neonatales, entre los cuales están los costos más altos por unidad de todas las compras hechas en América Latina.
*¿Qué es la alianza Centinela COVID-19?
Centinela COVID-19 es un proyecto de periodismo colaborativo y transfronterizo sobre la respuesta a la COVID-19 en América Latina, del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), Chequeado (Argentina), El Deber (Bolivia), Agência Pública (Brasil), El Espectador y La Liga Contra el Silencio (Colombia), La Voz de Guanacaste (Costa Rica), Ciper (Chile), GK (Ecuador), El Faro (El Salvador), No Ficción (Guatemala), Quinto Elemento Lab (México), El Surtidor (Paraguay), IDL-Reporteros (Perú), Univision Noticias (Estados Unidos), Confidencial (Nicaragua) y Sudestada (Uruguay), con reportería adicional de Televisión Pública de Costa Rica (Canal 13) y el apoyo de Oxfam y el Pulitzer Center on Crisis Reporting.