Homenaje

David Sánchez Juliao O si el Nobel fuera serio.

Por: Nicolás Ramón Contreras Hernández.

David Sánchez Juliao en una chaza de "Se hacen Llaves" Foto: Tomada de Internet

Si el premio Nobel de Literatura fuera serio como otros lauros con ese apellido, David Sánchez Juliao, el otro escritor Loriquero de talla universal y origen árabe, no sólo debió merecerlo sino estar entre los más opcionados para colgarle al Caribe y a Colombia un nuevo galardón universal, en lo que hoy ha devenido en farándula literaria con intenciones políticas agendadas, sobre todo cuando se trata de gobiernos rivales o insumisos e independentistas, como ha venido sucediendo últimamente con las modalidades de paz y literatura, recordando los años más politizados cuando escritores con talento pero sin el trajín, como Pasternak o Soljenitzin lo ganaron en 1958 y 1970, respectivamente.

Así como Lope de Vega, Quevedo o Shakespeare, lograron democratizar la literatura para el pueblo, David Sánchez Juliao les replicó la proeza a estos gigantes de las letras, con la suma de replicar también en la prosa lo que, Candelario Obeso, Palés Mattos, Nicolás Guillén y Jorge Artel habían logrado en la poesía, abrir un espacio de expresión en forma directa y sin mediación alguna, para que el habla afrocaribeña del Caribe, es decir, los costeños del bajo Sinú se expresaran con sus propias voces, a través del Pachanga – basado en un personaje popular de San Antero ya fallecido- y El Flecha “The arrow”- basado a su vez en el popular boxeador Yata Durango.

Como ningún otro escritor, Sánchez Juliao logró conectar las TIC – como las llaman en la literatura pedagógica- es decir, las tecnologías de las comunicaciones y de la información, en un momento crucial en que se avanzaba de los sistemas de grabación mecánicos a los digitalizados, en otras palabras, cuando el vinilo empezaba a presagiar la irrupción del CD y el MP3. De esta manera, El Flecha y El Pachanga, con sus eches y nojodas – no comprendidas aún por los libretistas andinos- escandalizaron y pusieron a gozar a medio mundo, allende las fronteras del Caribe y de la nación, a través de la literatura oral renacida y mejorada con su talento.

David Sánchez Juliao (1945-2011) Foto: Nelson Cárdenas (Tomada de Internet)

El texto El Flecha II. El Retorno, parece responder a esa percepción, pues en ella logra ahondar con magistralidad pero sin perder el gusto de lo popular, el tema de las relaciones interétnicas en el Caribe y en el país, en muy bien logradas escenas literarias con diálogos muy equilibrados, que ante el bodrio de vulgaridad de un Chepe Fortuna, dejan un mensaje claro: el Caribe, la negritud y el país nacional no son monolíticos, están atravesados por diversidades en conflicto, por la herencia del sistema de castas coloniales y los nuevos coloniajes. Todo esto lo logra con el recurso de canciones representativas de los siete departamentos de la Región Caribe.

Dueño de una voz radial inigualable y de un hilo narrativo espontáneo y sabroso, como el de Jorge Amado en la parte Caribe de Brasil, tanto en la prosa hablada como en la escrita, a través de sus originales creaciones pensadas en tiempo de cine y teatro, difundidas por las generaciones revolucionaras de las semanas culturales de los años 70 y 80, Sánchez Juliao se convirtió en competencia de venta para monstruos locales de la canción doméstica como Diomedes Díaz o el Binomio de Oro, logrando nada más y nada menos que Disco de Oro y Disco de Platino, por ventas millonarias de sus creaciones literarias.

En la voz de Sánchez Juliao, revivieron para la posteridad los cuenteros de los velorios sin perder su esenia y ganando en calidad narrativa. Esa parte narrativa de los juglares renació y se fue con él, siendo el único escritor que hizo por única vez en la historia, antes de salir el Internet y acabar con el orden de ventas y comercio, la proeza de poner a competir a la literatura de calidad con su realismo irreverente, logrando congregar en su época, en las esquinas calientes de todo el Caribe y el gran Caribe de habla hispana, a tumultos de gentes, que algunas veces desde picós cantineros, reían a mandíbula batiente las ocurrencia de Doña Tulia en sus combates verbales con Juana Icaco.

El flecha II de David Sánchez Juliao. (Imágen Tomada de Internet)

En ningún escritor como en David Sánchez Juliao – o Manuel Zapata Olivella- se cumplió la máxima que dice, la universalidad se construye desde el profundo vivir representativo de lo local. Fue tal la fuerza de este exitoso democratizador literario, que Willie Colón y Rubén Blades, se unen al narrador radial venezolano César Miguel Rondón, para producir una ópera radial sobre lo popular como Maestra Vida, tomando como referencia central a David Sánchez Juliao. Tal fue la huella mundial literaria de este representante de la Lorica Saudita que le enseñó al flecha en el Lacides C Versal – cipote nombre p’a tres salones- que había unos manes llamados los egipcios que hacían las pirámides, unas casas mamonúas como las que le iba a hace su mamá cuando fuera el Champion.

Sánchez Juliao, como pude constatar en calidad de testigo de excepción en 1986, significaba tanto para Rubén Blades, que por dos ocasiones un periodista de cartel, en aprietos para lograr una entrevista con la estrella salsera panameña, debió recurrir a los buenos oficios de aquel a quien Blades llamaba con regocijo y pleitesía: “!Mi Maestro! Y fue un maestro en verdad hasta como compositor con el Indio Sinuano, una súper vendida canción de su autoría, que arrasó en emisoras y picós con su coro: indio Cholo, pelo largo/ gran comedor de babilla”…

Además de sus metidas de pata diplomáticas, una de ellas seguida de una denuncia escandalosa que frenó su brillante carrera en el servicio diplomático, el único disparate que le escuché, pero disparate magistral como todo lo que salía de su boca, fue la vez aquella en San Antero cuando afirmó para complacer al público andino y Caribeño del coloquio literario que organiza el docente Julio Díaz: sin los cachacos el Caribe estuviera como Haití/ sin los costeños Colombia fuera como Bolivia.

Yo sé que Sánchez Juliao hombre informado, conoció de las cuatro expediciones en oro y armas que los haitianos donaron a Miranda y Bolívar, para que este país hoy re colonizado festeje este bicentenario espurio con bandera propia. Yo sé que el difunto no ignoró el papel del negro Robles en el diseño de la modernidad administrativa de Antioquia, ni mucho menos el montón de caribeños y afrocolombianos como mi esposa devolviendo con creces el aporte comercial en Antioquia, incluyendo la presencia de otros empresarios costeños allá.

Tampoco desconoció este lúcido polemista difunto, que los desequilibrios en la repartición del presupuesto que padecen Caribes y chocoanos, incide en el atraso relativo. !Y cómo hay antioqueños en Chocó y la cosa sigue igual! Pero aún así me sostengo en mi admiración por mi paisano de región Caribe: si el Nobel fuera serio, el debió tener uno de estos medallones en su estantería. Total se lo dieron a una poetisa menor como Gabriela Mistral y a un gran escritor mercenarizado de cuyo nombre no quiero acordarme.

Texto: Nicolás Ramón Contreras Hernández.
CC.92.226.628 de Tolú. Ciudadano Afrodescendiente independentista de la Región Caribe en la República de Colombia.
Fotos: Tomadas de Internet
Audios y Videos: Tomados de Youtube
Tema Musical: “Sin oficio” de Systema Solar

About The Author: Patricia Rendon

Contacto: patricia.rendon(at)vokaribe.net

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